Los encuentros grupales nos nutren. Escuchamos otras experiencias. Otros sentires y nos retroalimentamos. Aprendemos que la maternidad es tan distinta y tan igual al mismo tiempo. Notamos que los escenarios se repiten aún cuando suceden en distintas familias que no tienen relación propia.
Nos escuchamos, respetamos, sin juzgarnos. Dejamos los prejuicios a un lado y los revisamos para ver de dónde vienen y cuánto nos molestan en nuestra práctica, si nos condicionan o no.
Algunas veces los encuentros son abiertos, sin un tema central definido, otras son planeados específicamente para gestantes, o sobre lactancia; con profesionales invitadxs de la misma o distinta área en ocasiones especiales donde logramos tejer redes. Pero todos comparten la misma esencia del respeto